La
asertividad o conducta asertiva se basa en técnicas y dinámicas de comunicación
cuyas características defienden el criterio propio respetando el ajeno.
La persona asertiva tiene la
capacidad de defender las convicciones y criterios propios y actuar en
consecuencia, buscando siempre la solución más eficaz y el modo más adecuado
para llevarlo a efecto.
La persona asertiva se
caracteriza por poseer un elevado grado
de autoestima
que le permite manifestar sus criterios, actuando de tal manera que evita caer
en la renuncia así como a imponer su opinión por encima de cualquier otro
argumento. La asertividad, entonces, se basa en la autoafirmación, sin que ello
suponga la negación de los demás.
“Una persona es asertiva cuando es capaz de ejercer y/o defender sus
derechos personales, como por ejemplo decir “no”, expresar desacuerdos, dar una
opinión contraria y/o expresar sentimientos negativos sin dejarse manipular,
como hace el sumiso, y sin manipular ni violar los derechos de los demás, como
hace el agresivo”.
Otro factor relevante es el
conocimiento de las propias limitaciones, lo que no significa que no deban
ponerse a prueba. Ser consciente de las limitaciones supone ser más tolerante
al fracaso y, sobre todo, aprender del mismo, extraer las oportunas
conclusiones y aplicar los cambios en futuras tentativas. No es nada nuevo
decir que tras un gran éxito se esconden muchos fracasos. En definitiva,
superar las adversidades es hacerse más fuerte.
ocurre
es que la mayoría de nosotros no los conocemos. Muchas veces nos sentimos mal
por habernos comportado de una forma en determinadas situaciones y nos
preguntamos por qué no lo hicimos de esta o aquella manera.
Damos
vueltas y vueltas a nuestra cabeza preguntándonos por qué a veces no nos
atrevemos a hacer las cosas que queremos o por qué no nos atrevemos a reclamar
lo que nos merecemos. ¿Cuántas veces nos hemos preguntado por qué aceptamos esa
invitación a la que no vamos a asistir? O ¿por qué contestamos de forma tan
agresiva a esa persona a la que queremos tanto?
La asertividad es una
forma de comunicación basada en el respeto por uno mismo y por los demás.
Implica poder expresar de manera clara, directa y honesta aquello que
consideramos justo para nosotros y que obedece a los que sentimos y deseamos
realmente.
Es frecuente que la asertividad sea confundida con confrontación cuando en
realidad nada tiene que ver una cosa con la otra. Expresarse asertivamente no
significa "pegarle en la cara" a los demás lo que consideramos nuestra
verdad. Debemos recordar que "la verdad sin compasión es agresión".
Tampoco significa que hay que decirlo todo. De hecho una expresión asertiva
únicamente muestra lo que consideremos necesario o importante decir. La
asertividad refleja la convicción íntima de nuestro valor personal, de nuestra
importancia y dignidad, de nuestro sentido de merecimiento, del aprecio y
reconocimiento de nuestra valiosa condición humana.
Como
todo en la vida, la asertividad tiene sus riesgos y sus beneficios. Puede
producir reacciones entre las personas poco habituadas a escuchar "la
verdad"; en ocasiones, inhibe a los demás de decir lo que piensan para
"evitar fricciones", aunque en su lado positivo, un aumento de la
autoconfianza ante la posibilidad de expresarnos con autenticidad, nos permite
establecer relaciones de mayor calidad basadas en la sinceridad, reduce al
mínimo la posibilidad de malos entendidos, vence gradualmente el sentimiento de
culpa que se padece cuando no se dice lo que se piensa; suprime la tendencia a
la agresividad típica del resentimiento y la acumulación de situaciones
inconclusas; y muy especialmente, impide que las personas nos manipulen y abusen
de nosotros.
Es posible para casi cualquier persona, aprender a expresarse asertivamente,
siempre que valore sus beneficios y ponga en prácticas algunas de las técnicas
de asertividad que nos permiten crear y sostener relaciones positivas,
estables, honestas y duraderas.